martes, 30 de junio de 2015

Colchón

Se han ido diluyendo los mensajes,
nuestros bienes no durables,
aunque eso no quiere decir que haya dejado de escribir.
Sabes que tengo otros interlocutores,
amores en potencia,
te lo cuento delicadamente
para que no olvides que todos somos intercambiables.
Eres la pieza de un juego de mesa
del que todavía desconozco las reglas.
Me falta estructura,
así no puedo escribir poemas,
y necesito un colchón para no caer
mientras guardo mis fotos para más adelante,
las llaman lategram.
La espera siempre me causa angustia.
La metáfora del colchón
es demasiado banal para contártela.
Te regalo lo último que me queda
de un piso que nunca compartimos,
porque tú no quisiste compartirlo.
Los objetos que resumen nuestra historia abultan,
¿es posible que unos objetos nos resuman?
¿es posible hablar de nuestra historia?
No sé jugar,
es por eso que no puedo escribir poemas.

lunes, 1 de junio de 2015

Reglas

Para ti soy la del ascensor roto y de la regla.
Me has conocido subiendo cinco pisos de escaleras
teníamos hambre y era demasiado tarde
para hablar.
Te he conocido con una mochila
olvidada en casa de un amigo
y una maleta por recoger
al otro lado de la ciudad.
Me has conocido riéndome
[no lo hago a menudo]
me has hablado de algo que hoy no recuerdo
y me ha hecho gracia
[la gente no me suele sacar una sonrisa].
Te he conocido sudando
el sudor no me da asco
es cuerpo y emoción,
es ganas de vivir cristalizada.
Me has conocido bailando
[sólo lo hago con desconocidos]
y no me ha importado tu nombre
pero he abrazado tu sudor
y he sentido que podía pertenecerme.
Para ti soy la de la regla inoportuna
[un equipaje que siempre llevaré conmigo]
la del ascensor que sigue estropeándose
cada mes
porque lo que está vivo se rompe
y sólo cuando sangro siento que existo.