martes, 30 de junio de 2015

Colchón

Se han ido diluyendo los mensajes,
nuestros bienes no durables,
aunque eso no quiere decir que haya dejado de escribir.
Sabes que tengo otros interlocutores,
amores en potencia,
te lo cuento delicadamente
para que no olvides que todos somos intercambiables.
Eres la pieza de un juego de mesa
del que todavía desconozco las reglas.
Me falta estructura,
así no puedo escribir poemas,
y necesito un colchón para no caer
mientras guardo mis fotos para más adelante,
las llaman lategram.
La espera siempre me causa angustia.
La metáfora del colchón
es demasiado banal para contártela.
Te regalo lo último que me queda
de un piso que nunca compartimos,
porque tú no quisiste compartirlo.
Los objetos que resumen nuestra historia abultan,
¿es posible que unos objetos nos resuman?
¿es posible hablar de nuestra historia?
No sé jugar,
es por eso que no puedo escribir poemas.

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